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Miren, el Señor les tiene preparado a alguien fuerte y poderoso,
    como tormenta de granizo,
    como viento destructor,
    como una fuerte inundación.
Con sus propias manos, él derribará
    esa corona orgullosa de los borrachos de Efraín,
    y la pisoteará con sus pies.
Y a ese adorno orgulloso de flores marchitas
    que se alza sobre un valle fértil,
le pasará como les pasa a los primeros higos
    que maduran antes de la cosecha,
que cuando alguien los ve,
    se los come tan pronto les echa mano.

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